miércoles, 3 de octubre de 2007

EL BAILE DEL PAÑUELO

Edición extra del Irmangston Post. Estoy un poco desconcertada porque no sé si a mi se me escapa algo o es que yo soy especialmente torpe.

Me estoy desayunando estos días (que es la hora a la que yo escucho los informativos vía radio) con la noticia de la niña musulmana expulsada del colegio por llevar el velo islámico y con las sucesivas tertulias de todos los que opinan sobre su reciente readmisión.

Se supone que la razón es que este es un país aconfesional, con una educación aconfesional (por Lenin que me troncho) y que por lo tanto los niños deben asistir aconfesionales ellos al colegio sin signos religiosos exteriores que les marque. Algo así como una perenne jornada de reflexión electoral en la que no se puede hacer alarde del partido a votar por el personal.

Yo no entiendo muy bien que la niña no pueda asistir al cole con un velo islámico que le cubre la cabeza, pero que cienes y cienes de colegios de toda España estén gestionados por mujeres (en su caso monjas) con la cabeza cuebierta por tocas cristianas, o por señores con hábitos católicos si son frailes o alzacuellos o sotanas directamente si son curas.

Vaaaale, aceptando barco, me creo que es que en este país tenemos libertad de elegir el cole al que asisten nuestros hijos, y que si esta niña quiere hacer alarde de su religión que se vaya a un cole musulmán y no a uno público. Pero veamos, en este país no hay apenas coles musulmanes, y los que hay están en Ceuta, Melilla o las grandes capitales. En este país los coles se constuyen bajo licencia, y todavía me acuerdo del macrobarrio moderno y pijo donde yo vivía antes de cambiar mi estatus civil y económico, que no tenía ni un sólo ambulatorio, ni un solo cole, y que cuando diez años después de su construcción, plantaron un colegio para todo un distrito, resulta que fue uno gestionado por los Guerreros de Cristo Rey gracias a la mediación de nuestro anterior alcalde el ursulino Álvarez de Manzano.

Yo no sé como estará lo de la educación por otras zonas, pero en Madrid el cole público es el pudridero al que asisten todos aquellos que no pueden costear una educación un poco mejor, y está cuajadito de inmigrantes multicolores cada uno de una nacionalidad y algunos con escaso o nulo dominio del castellano. En uno de estos coles situado en Lavapiés, el año pasado había niños enfermitos de inanición porque los padres no tenían para pagar el gasto de comedor ni tampoco tiempo para recogerlos de doce y media a tres que es la hora a la que comen nuestros niños escolares en la capi, y alimentarles en su casa. En conclusión estos niños NO COMÍAN DE LUNES A VIERNES. La comida del colegio podía sobrar y tirarse a la basura, pero los niños NO PODÍAN COMER, porque no se podía hacer un agravio comparativo y dar de comer a unos niños cobrando y a otros gratis. Claaaaro, que iba a ser eso, un despiporre, no señor, igualdad para todos, que es lo importante en democracia. Pues no, en todas partes, incluida España, las diferencias y las igualdades las marca la potencia económica desde siempre.

Este país es aconfesional, por eso la niña no puede asistir a clase con velo islámico. Pero hasta este mismo año los colegios públicos han estado ofreciendo clase de religión católica. Que la clase de ética fuera una opción ya fue una batalla con las esferas religiosas de este país (religión en España = católica). Que este año se ofrezca educación para la ciudadanía está siendo otra batalla mediática que para qué.

Mientras tanto, este país a confesional celebra misas de Estado retransmitidas por la Televisión Española, sea una boda real (del próximo Jefe de Estado si nada lo remedia, el representante de este pueblo aconfesional...) a un funeral de estado por los soldados muertos en acto de servicio....

He oido eso de que es obligación de los inmigrantes integrarse con el país de acogida, pero por más que yo pienso que viva la diversidad y la variedad de colores y sabores, creo que aquí lo que hay sobre todo es un doble rasero. Si la niña musulmana acudiera con un crucifijo de esos de pared colgado al cuello, ni si quiera nadie se habría vuelto a mirarla. No, creo que igual de paranoico es el que pide volver a convertir España en un Al-Andalus, que los que piden otra reconquista, y vamos, que no me toquen las narices con eso de que el velo es denigrante y descriminativo para la mujer, porque virgen santa (y nunca mejor traída) que para iguales iguales y bien tratadas, ante dios sobre todo, las monjas cristianas, y no he oído a nadie quejarse de ello, ni sorprenderse, ni indignarse, ni pedirles que se quiten la toca ni siquiera cuando van a la facultad pública aconfesional a estudiar magisterio. Y es que a demás puestos a resolver desigualdades y ofensas, mejor concentrarse en cuestiones más de fondos que en quitar o poner pañuelos o reivindicar si lo que hay pegando al madroño es un oso o una osa... Me indigna mucho más la falta de libertad que tienen algunas mujeres sin pañuelo para decidir su propio futuro profesional, personal, sentimental, sexual... En fin, que alucino un poco.

4 comentarios:

ODRY dijo...

Por primera vez desde que te conozco estoy en desacuerdo contigo en una cosa, los colegios públicos no son todos iguales, mis hijos como ya te conte van a uno que por lo que cuentas no se parece en nada aquí ni un niño se quedaría sin comer, y la integración es un proceso que enriquece bastante y ayudo a ser mas tolerate y mejor persona, viendo las situaciones de los demás se suele valorar mas lo que tenemos. En fin el colegio de mi barrio es de lo mejorcito que yo he visto y os aseguro que se de que hablo.

IRMA dijo...

Pues mira, yo si estoy de acuerdo contigo. No digo que la educación pública sea mala y punto, para nada e incluso creo que es él sistema a seguir, mucho más que la subvencionada por el estado y por los padres simultaneamente que, por ejemplo contribuímos "voluntariamente" a fundaciones "altruistas" que les lucran permitiendo construir cuatro colegios en un sólo año en zonas tan "sociales" como una urbanización de lujo de El Escorial. El problema es que también es la que sufre los males endémicos. Si hay un problema mal resuelto en la sociedad, siempre se reproduce antes en lo público porque al ser el gratuito es donde acaban yendo no solo los que lo eligen como mejor opción, también los que no tienen otras opciones por limitación económica, y en este pais, los inmigrantes se han convertido en los más parias economicamente hablando que es como decir absolutamente hablando. La integración es una minoría en una mayoría. Una mayoría en un minoría es un ghetto, y estarás de acuerdo conmigo que en las grandes ciudades, algunos barrios y algunos colegios se han transformados en auténticos ghettos. En tu barrio y en tu zona funciona. En el mío, van más policías que alumnos, y desde luego algunos con mucha más frecuencia. Pero no conozco ningún privado, ni ningún concertado en el que se produzcan estos problemillas... a eso iba. Besitos corazón. Ja parlarem (así en catalá, por eso de tocar las narices con lo de la diversidad).

BACCI dijo...

A mi lo que me sorprende es q se metan en estas cosas que como dicen Irma, a mi me parece igual de no ofensivo q llevar un crucifijo o una medallita de la Virgen y en cambio no se haga nada para remediar el despiporre de los coles, la violencia, la falta de educación, la falta de conocimientos....

El año q viene empiezo mi segunda vida escolar a través de mi hijo, ya os contaré

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo: deberían fijarse en otras cosas bastante más graves como el absentismo escolar, el fracaso escolar, el nivel que es cada día más bajo...

Y España no es aconfesional: eso es una teoría que queda muy bonita escrita en un papel, pero que a la hora de la verdad sigue siendo católica, apostólica y romana.

Y una pena lo del cole que nombras, Irma, que se queden niños sin comer porque no puedan pagar sus padres y se tire esa comida... una vergüenza.

Yo tengo la suerte de vivir en un pueblo pequeño y la verdad es que no se dan esas diferencias tan grandes que pueden darse en una capital grande, donde hay muchísima diversidad de gente.

Un beso.