viernes, 5 de enero de 2007

LA BRINNNIE Y YO SOMOS ASÍ

Ya estoy de vuelta y he sobrevivido. ¡Qué bonita y pintoresca es Irlanda! (suspiro).
El retorno lo hice en visperas de Noche Vieja, pero la verdad es que me ha cogido medio lela sumida en mi Jet Lag personal (algo que a veces me ocurre sin necesidad ni de cruzar el charco ni de viajar siquiera) hasta la vuelta a la brutal realidad del curro con horario y fecha en el calendario. Así que como quien dice, sólo llevo dos días en activo con el nivel de alerta de mis sentidos en su máximo esplendor. Y ¿qué me encuentro a mi retorno: ¿a la pobre Brinnnnie al borde mismito del colapso. Y oye, como que me solidarizo con ella: ¡Brinnnnie te queremos!.
A mi es que esta chica me produce mucha ternura, que es que me da una penita. Porque vamos a ver: nunca ha sido ni la más mona, ni la más rica, ni de buena familia, y es obvio que la más lista de su clase tampoco era, no. Pero es que claro, vaya mierda de vida que me ha llevado en los últimos años: dando el cayo desde la más tierna infancia para la gente de Disney, que ya hace falta, ya; se echa el novio del siglo (Justin Timberlake) y todo el mundo se entera de que su vida sexual no es que sea escasa, es que es un erial (nada de nada, cero patatero como dice Ansar). Rompe con el Justin, y a él le da por airear a todo el mundo internacional que de virgen nada, qué se la cepillo y entrando en detalles de primeras veces y todo (el rubor me cogió hasta a mi misma, que alarde de clase la de este hombre. Cameron, chica, desde aquí un consejo, haz que parezca un accidente). Resentida y convaleciente aún se nos lía con el primero que pilla, que encima ni es famoso ni nada, va y se casa, se pone el chándal y tacones Blanik y ¡hala! a engordar y tener niños, que como para colmo vienen sin manual, resulta que cada vez que coge uno se le escurre ¡y todos los fotografos inmortalizando el momento!. Luego se divorcia, pero hasta el exmarido le sale rana y le toca a ella acoquinar con la pensión de manutención. El ex comienza a chantajearla con un vídeo casero ponno (no quiero ni visualizarlo) y ella en plan Alejandro Sanz, para joderle la exclusiva, va lo cuelga en su web y haciendo un alarde de sinceridad con los medios se autoflagela mientras se confiesa adicta al sexo. Por lo visto una vez que el Justin le descubrió el asunto, ella empezó a cogerle gustillo y a recuperar el tiempo perdido.
Como suele pasar en estos casos, después de la aburrida vida de casada, se lanza a la aventura de los singles (que como todos sabéis, es peligrosísima) y nada menos que de la mano de la incombustible Paris, pero es que para ser Paris hay que nacer muy bien entrenada. Para arreglar el asuntillo del sexo desenfrenado se declara virgen de nuevo para los próximos seis meses, que digo yo que vaya una mierda de año el 2007 también el que se le venía encima a esta chica (¿es que no conoce terminos medios? ¿es que acaso es Piscis?). Bueno, pues un mes escaso ha durado esta chica antes de que se nos desplomara rendida por K.O. técnico sobre una mesa de las Vegas. ¿Consecuencias? a la clínica de desintoxicación y el cierre de su web de fans que repudian de ella porque la consideran acabada.
No me digáis que no ha tenido un fin de año asqueroso. Bueno, pues ella por lo menos no tuvo que ir a la comida de Navidad de su empresa. Yo sí, y eso que juré que no repetía otro año ni borracha. Pues desde aquí os digo que me equivocaba en eso, que borracha no sólo soy capaz de repetir, sino que soy capaz de hacerlo por todo lo alto.
La culpa como siempre, la tiene la adición de la Cruela al cava. Mi cuerpo glamouroso solo tolera bien la cerveza barrilera. Pero la Cruela exigió sus dosis de burbujas navideñas, y hala, cuatro botellas. Cayeron tres antes de comer. Comimos. Y post comimos: la dosis de espirituosos. La Cruela y yo estábamos sentadas la una al lado de la otra en la mesa. Para los postres ya no éramos capaces de articular palabra, lo único que hacíamos era grabarlo todo con los móviles y morirnos de la risa. Yo me puse de gala: minifaldera mínima con bolantes y unos leggins debajo por si la falda se ponía indiscreta. El íntimo se sumó a las copas justo en el momento de nuestra imagen más dantesca: la Cruela desplomada en el suelo del restaurante tras caerse de su silla, directamente despatarrada de la risa y yo despatarrada de la risa también intentando levantarla, pero con minifalda. Aquí los que grababan con los móviles ya no éramos nosotras sino los de las mesas aledañas (atentos a ls programas de vídeos de primera, que en cuanto dejen las reposiciones propias de estas fechas, nos sacan a nosotras abriendo cabecera). Deben existir esplendorosos planos de mi culo cubierto por los magníficos leggins que regalaba la revista Woman con su edición de enero. La Cruela quería que su niña pasara un gorrito navideño recogiendo propinas por el espectáculo, y el retoño estaba dispuesto, que ella es muy artistaza, pero su padre también conocido como C, y aun más conocido como mi jefe, dijo que ni de coña, que la madre y la amiga de la madre era obvio que no teníamos ni pizca de clase, pero que su niña si y no se hablaba más. Nos quedamos sin bote.
Esto debería ser allá por las cinco de la tarde. No seguiré con los detalles de la noche que acabó pelín tarde. Pero si quiero aprovechar para hacer unas consideraciones:
A) Vaya una mierda que es la moda. Nosotras estamos instruidas y sabemos perfectamente que unos leggins son unos pantalones de lycra muy ajustadillos que se llevan muchísimo este año. Pero resulta que el resto del mundo, que es la parte masculina no tiene ni puñetera idea de qué narices (dios, me estoy conteniendo) es un leggin, en todo caso si les dices mallas... y la única diferencia que aprecian entre las mallas y las medias es que con las medias te preocupas muchísimo de no enseñar el culo, y con las mallas te desentiendes más, todo ventajas. Desde aquí os aseguro que este año no me apunto a las tendencias. Que le den dos duros a los leggins, a las mallas y a los leotardos de punto espeso que hasta hacen pelotillas con un par de lavados.
B) También pongo a dios por testigo de que en adelante no vuelvo a ir a una comida navideña de la empresa. Y yo voy a hacer como la Brinnnnie en los próximos seis meses, jurando a todo el mundo que no vuelvo a probar ni una gota de cava (vaya susto eh, íntimo). Además, yo tengo una desventaja terrible: tengo un estómago muy fuerte que no se revuelve casi nunca y que jamás suele vomitar. ¿Qué ocurre? que la Cruela y cualquiera que se excede un poco o bien acaba devolviendo hasta las tripas o bien se retira hasta su casa catatónica rayando el coma. El nivel de ridículo se ve bastante atenuado por la falta de capacidad física. Pero yo no, yo para eso estoy físicamente más que dotada y soy como los conejitos de duracell, y duro, y duro, y duro... pero en qué estado, madre de dios, si por la mañana necesito cargamentos de aspirinas (Dolorarc, de una eficacia brutal). Diré en mi descargo que después del restaurante me pasé a las Coca-Colas sin nada más que hielo y limón, pero qué le vamos a hacer, el daño ya estaba hecho. Después del evento visualicé los videos grabados y os juro que solo quería que de morirme.
C) Ahora, que así entre nosotros, esto es como el chiste de Gila de los amigos a los que se les va la mano con las bromitas al novio en su despedida de soltero. Yo lo mismo y además que casi literalmente, "joé, hemos matado al novio, pero y lo que nos hemos reído..." pues eso. (Íntimo, qué majo eres, prometo que a partir de ahora voy a intentar ser más buena).
Pues nada, que lo que decía Jessica Rabit: que no somos malas, que es que nos han dibujado así. Pero pensad en lo dura que resulta la vida en estas condiciones, y si no que nos pregunten a la Brinnnnie o a mi.

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