jueves, 16 de agosto de 2007

¡QUE MALA ES LA DISLEXIA CUANDO UNA TIENE PRISA!

El inti tiene un amigo del alma que es el Pin de su Pon. Un amigo único con quien cohabitó y vivió únicas experiencias (heterosexuales todas, quede dicho) durante meses allá por las antípodas, cuando a los dos y de un día para otro les dió un arrebato de "que me largo y que le den dos duros al mundo", y ¡vaya si se largaron los dos con dos duros menos!. Este gran amigo del alma, vive en una casa estupenda con piscina y con vistas al lago Manzanares y a la sierra de Cercedilla. Aprovechando que la semana pasada contaba con prefiesta y fiesta de la Virgen Despaña (quince de agosto), el Inti y él se habían marchado improvisando una cuchipandi por Valladolid, ciudad de origen de Pin, y yo me había quedado en los madriles más sola que la una porque es bien sabido que Madrid en agosto está todito todo cerrado por vacaciones de sus habitantes que se esfuman para invadir el resto Despaña. Como estaría la cosa de deshabitada que llamé a mi amiga la Calcuta para ofrecerme como pinche en la mudanza de su casa (¡en un festivo impar a media semana!), pero ni siquiera ella estaba operativa.

Así que ese día festivo y sin otros grandes planes en vistas, yo lo comencé permitiendome el lujo de perezosear en casa y en mi cama, una actividad no muy trepidante a la que estoy cogiendo muchísimo gusto utlimamente, sobre todo desde que me pego estos madrugones para venir a trabajar con la jornada intensiva de verano. Pero hete aquí que mi querida (y nunca tan anhelada) Cristina está de vacaciones invadiendo también ella Laspaña y por eso ha dejado de venir a asear mi casa sacando todos los pelusos y lo que no son pelusos de debajo de mi cama hasta dejarlo todo como “si fuera un altarcito” y tomarnos juntas de paso y con la excusa, una coca cola bien reída y conversada. Yo tan escrupulosa no soy, la verdad, ya me conformo con que no parezca un corral y lo cierto es que últimamente empezaba a no ser fácil lo de encontrar las siete diferencias. Así que tras siestear hasta las once de la mañana dando vueltas en la cama, reuní el valor suficiente y me auto eché fuera de ella, agarré los útiles de aseo y me imbuí en la tarea esa que siempre pospongo de dejar mi habitat eventual como una patena.

En esas andaba yo altura catorce horas, en camisón y chancleta, con el pelo recogido en pañuelo y apaño-moño, entonando a voz en grito a la Piquer (me estimula mucho en esta tarea, ella y el mítico Raphael) deteniendome de vez en cuando para un sentido solo de fregona, cuando sonó el teléfono con la voz del íntimo al otro lado:

(El Inti): - "Oye que ya hemos regresado, que si te vienes a casa de Pin a comer y hacer un día de piscina", y sin que terminara de hablar, a mi ya se me había caido la bayeta como si diera alergia. Respondí, "ya estoy saliendo" y "yo llevo las brochetas que tengo como quince kilos congeladas" (en mi familia sentimos pánico a la nevera vacía).

Pero no era cierto, claro, porque para poder estar saliendo aun tenía que rematar un poco lo estaba limpiando, como mínimo recoger lo barrido, y luego tenía que destender una colada, tender otra colada y poner aun otra colada más (empiezo a creer que estoy obsesionada con mi lavadora). Y después debía asearme a mi misma y quitarme ese look mucama y todo el polvo que había levantado de mi suelo para quedárseme pegada a mi misma, que soy como un paño atrapa polvo (ejem, sin coñas marineras). Al final lo del "ya estoy saliendo" me llevó hora y media más. A eso de las tres y poco el inti volvía a llamar preguntando que donde estaba. "Saliendo de casa", mentí yo descaradamente. Y añadí, "anda, dime como se llega que ya lo apunto".

Él tiene talento para las explicaciones, luego se desorienta con facilidad, pero indicar indica muy bien:

(El Inti) - “Coges la eme 40 dirección aeropuerto y vas siguiendo los carteles con dirección a Colmenar Viejo que es la ene 607. Sigues siempre esa dirección, y cuando pasas Colmenar empiezas a seguir las indicaciones de Soto del Real. Pronto empezarás a ver las que te llevan a Manzanares del Real. - (que era mi destino) - Una vez en Manzanares sigues dirección patatín y te metes por la calle patatán - (no daremos más indicaciones por respeto a la intimidad de Pin, y porque su casa está muy bien situada pero no es muy grande y todo puede ser que con esta discreción tan detallada que yo me gasto, se le empiece a llenar la casa los fines de semana de blogosferos y dejemos de caber nosotros).

Yo, que siempre he sido muy buena con los apuntes, lo apunté todo tal cual y sin dejarme ni un suspiro transcrito como coma.

Al poco ratito ya había salido de casa y enfilaba con el Grison la eme 40 dirección Colmenar Viejo, nombre que no viene en ningún cartel hasta que no estás casi llegando, pero como yo tengo una memoria privilegiada, recordaba la numeración 607 de la ene (como el Peugeot) y eso si que viene en todos los carteles y recuadrado en naranja. Todo era perfecto: la carretera casi vacía, el Grison acelerando y cogiendo las curvas suaves, sin revolucionarse ni un poquito ni hacer como que se va pa'lla (algo que si hacía el Vernon, que más que holgura de dirección tenía cuatro tallas de sobra), las brochetas se desconjelaban en el maletero según previsto, y la música toda a mi gusto tronaba en el MP3, a la vez yo leía toditos todos los carteles sin que se me escapara ni uno y el aire entraba por la ventanilla bajada secando mi cabello recién duchado mientras el solito calentaba mi brazo izquierdo apoyado como si fuera una profesional del motor. Estaba contenta y además tenía un presentimiento que henchía mi ego y me decía que, esta vez si, iba a llegar en un plis, yo solita y sin perderme (je, je).

En seguida se me echó encima el desvío a Colmenar Viejo y yo lo esquivé muy habilmente, consciente de que ese no era mi camino, no: yo debía esperar al cartelón que anunciara la dirección a Hoyo de Manzanares. Y este también llegó muy rapidito, anúnciando primero el desvío a 1000 metros, luego a 750 metros y finalmente a 500 metros. Yo puse mi intermitente y luego reduje primero a cuarta, luego a tercera... y ahí que me adentré en Colmenar mismo siguiendo rotonda tras rotonda sin perder ni una sola vez la dirección Hoyo de Manzanares. Estaba pletórica saboreando mi éxito, gracias a esa mi privilegiada memoria tantas otras veces despistada. En saliendo de Colmenar y enfilando otra ene cuya numeración no recuerdo, pero que me suena a 618, me saltó un chip tardío que debía estar echándose la siesta, y pensé “Hoyo de Manzanares, Hoyo de Manzanares... Irma, ¿tú estás segura de que era Hoyo de Manzanares?” y ¡zas!, tras un vistacillo de reojo al cuaderno de apuntes que reposaba sobre el asiento de copiloto, abierto por la página "Cómo No Perderse", se hizo la luz: “¡ERA SOTO DEL REAL!”. Un poco apurada y cayéndoseme los mecágüenes a borbotones, aparqué malamente en un huequillo de aquella carretera, le pusé al Grison a guiñar todos los ojos, y llamé al Inti:

(Yo): - “Inti que por una de esas cosas inexplicables que pasan, estoy llegando a Hoyo de Manzanares ¿Cómo hago para llegar desde allí a Manzanares del Real?”

El Inti, preparado para esta llamada y otras quince como ella, sin alterarse ni un pelo me respondió

(El Inti) - “Dando la vuelta”.

Apesadumbrada y cabreada como una mona, colgué el teléfono y di la vuelta, dispuesta a retomar la ene 607, que curiosamente sigue dos direcciones: una que lleva a la sierra y otra que vuelve a Madrid. Esta última es la que yo tomé, naturalmente. Llevaba ya un ratito entregada a mi conducción cuando me percaté de que era un poco sospechoso que las torres del Real Madrid cada vez se vieran más cerca y delante, en lugar de más lejos y detrás de mi. Se me cayeron otro par más de mecágüenes, y me dispuse a tomar el cambio de sentido en Tres Cantos. Os cuento que tras mi experiencia en este pueblo, pienso investigar si el alcalde de Tres Cantos es pariente próximo de nuestro Gallardoncíííííísimo, porque al igual que su primo, tiene obsesión por cubrir y cortar todo lo imprescindible con muy inoportunas obras. No sé ni como me ví en el centro del pueblo dando vueltas y más vueltas sin encontrar ningún cartel interesante ni conseguir llegar a ningún otro lado que no fuera la Avenida de La Industria. Cuando ya estaba a punto de vomitar por el mareo paré en una gasolinera, sin cerrar el coche, ni subir las ventanillas, ni coger siquiera el bolso, corrí al mostrador a preguntar a una Tricantina del Cono Sur de América como volver a la ene 607 especificando "dirección Colmenar Viejo". La Tricantina, ambilísima, me indicó como y yo volví a encontrarme dentro del coche ante otra incorporación cortada por otras obras. Tras otro par de mecágüenes más y cienes y cienes de vueltas acabando siempre en la Avenida de la Industria, llamé al Inti para decirle que fueran comiendo el primero, que no me esperaran, porque yo llegaría en breve con las brochetas practicamente cocinadas. Eran las cuatro y media. Paré en otra gasolinera donde otro Tricantino también natural del Cono Sur de América, y también ambilísimo, me indicó otro camino para salir a la ene 607 y esta vez ¡oh milagro! no estaba cortado por obras.

Pero yo ya estaba herida en mi orgullo propio (y también de bastante mal yogourt). Enfilé dirección Colmenar Viejo haciendo caso omiso de las limitaciones de velocidad impuestas en una carretera sin más vehículos que el mío y otro de la Guardia Civil de Tráfico que encontré circulando pachón y sereno por el carril de la derecha. Tal y como procede yo les revasé vista y no vista por mi carril de la izquierda.

Al poco se me avalanzó de nuevo la dichosa salida esa de Hoyo de Manzanares y yo la ignoré haciéndola una pedorreta. Un kilómetro más allá me encontré la salida hacia Soto del Real. Y esto también es mala leche, porque si hubieran puesto esta salida la primera, yo nunca me habría confundido: Hoyo y Soto se parecen (dos sílabas, las dos con "O") y Manzanares no se parece en nada a Real, claro, salvo cuando vas a Manzanares del Real. (Esto no es nada, yo soy un hacha con las asociaciones ilícitas de ideas: una vez pedí en un bar un vino tinto Ribera del Duero de marca Torrespaña, en lugar de Prado Rey, que era el nombre bueno. Creo que todavía se está riendo el barman).

Pues nada, que ahí seguí yo cual Carlos Sainz que hubiera conseguido arrancar el coche y ahora sí y en un plis encontré el pueblo, la calle y la casa, y volví a llamar esta vez notificando que las brochetas y yo ya habíamos llegado. El Inti, su amigo y la novia de este (aunque ella menos, que es bien maja y estaba impresionada con que yo hubiera encontrado la casa a la primera) no podían con el recochineo, pero cuando blandí amenazadoramente las brochetas chorreantes, consideraron mucho más interesante dejarme en paz y comenzar a cocinarlas, que al fin y al cabo ya eran las cinco de la tarde y yo estaba manchando el suelo…

Ahora estoy acojonada pensando en lo cara que me va a costar a mi esa comida de media tarde, porque me cagüen la leche la de multas que le van a llegar al inti por culpa de mi dislexia.

Eso sí, y con permiso del Vernon, el Grison un campeón. ¡Como me gusta este coche!.

P.D.: Cuelgo este post a traición y sibilinamente a unas horillas escasas de retomar el Grison e irme en busca de Cosita que también tiene acceso a los hoteles gratis que tienen de todo gracias a su alianza íntima con CQPP (Cosita Que Pierde Perros). Nos vamos las dos de finde gorrón a las fiestas de no sé qué pueblo de no sé dónde (pero no pasa nada porque llevo mapa del MOPU). Así que cosita, reina:
cuando leas este post ya estarás de vuelta y tú y yo habremos encontrado el pueblo a la primera, habremos llegado a hora prudente y no se habrán terminado todavía las fiestas. Y si no es así, siempres puedes dejarme tu reclamación pública a la vuelta en forma de comentario.

Besitos a todos y buen fin de semana. Especialmente a Luís: espero que no te toque ejercer de pigmalión automovilístico.

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