jueves, 26 de octubre de 2006

NO HAY SUPER HÉROE PERFECTO

El Melendi 2 ha comenzado el traslado de sus enseres de mi coche. Y yo estoy empezando a traspasar los míos a mi Luisi, que todavía tengo en mi terraza la bolsa industrial de Ikea cuajadita tal y como estaba en el coche del Íntimo. El aspecto de mi Luisi va puliéndose y adaptándose a mi particular estilo. Por ejemplo ayer desapareció de mi retrovisor interior (ese mundo lleno de posibilidades) un atrapa sueños y yo ya lo he sustituído por un Spiderman retrepado a caballito.

Debo decir que yo soy una adicta a Peter Parker, no hay habitación en mi casa que no cuente con un Spiderman haciendo acto de presencia: en la cocina comedor un poster enmarcado de un dibujo de Lee / Romitas (la primera época, para los no iniciados), mi taza de desayuno es una cabeza de Spiderman trepanada (regalo de cumple de la Cruela), en mi dormitorio uno de medio metro con mano en posición de lanzar sus redes y que yo utilizo para colgar el reloj, anillos, pulseras, gomas de pelo… y que habla (más mono…), en el baño, uno hinchable sobre la ducha, en el salón uno pequeñito en la antena del teléfono inalámbrico… En la única habitación donde Spiderman no entra es en la de mi hija, que está con sus cosas y ella pasa de este señor. De hecho cada vez que ve uno fuera de casa me dice “mira mamá, Superman” y yo creo que lo hace a posta, porque todos los que me conocen saben que a mi Superman no me gusta nada.
Sin embargo he descubierto que Superman tiene mucho más predicamento que mi Spider, solo basta con darse una vuelta por el pasillo de los juguetes de mi Carrefour de cabecera, que está plagadito de merchandising de Superman y no tiene casi nada de mi Spiderman, o apenas unas chorradillas, que la verdad, no está en relación, porque puestos a ser famosos, mi Spider ha hecho dos pelis ultimamente, y Superman sólo una (aunque dura como dos, eso si). Y de verdad que no lo entiendo. Con el traje de héroe, pues vaya, a mi me sigue pareciendo ridículo eso de llevar los calzoncillos por fuera, pero yo entiendo que a los hombres les resulte admirable, porque ha conseguido encontrar la manera de no tener que darles la vuelta y que tampoco haga falta echarlos a lavar, que debe ser como la fórmula de la Coca Cola que todo hombre medio desea descubrir (aunque hay excepciones ¿verdad?, yo confío en encontrarla algún día). Pero ¿soy la única que se ha percatado de que va demasiado repeinado y peripuesto?, yo no sé con qué se fija el pelo, pero es que ese caracolillo no se le va ni volando más rápido que un Boeing (comprobado, vean Superman III). Tendré que hablarlo con Dante, el estilista capilar de Cruela en cuanto se relaje de sus quebraderos sentimentales (ver último post de “Crueles Pensamientos”). Y otras dudas que me asaltan: si el padre de Superman le dio solo un traje cuando le envió fuera de Kripton, y lo lleva siempre, siempre debajo de la ropa, incluso en verano, y los calzoncillos por fuera, no por dentro… ¿os imagináis como puede estar el modelito?, no sé como deciros, pero a mi que no me lleve a dar una vuelta. Superman, desde aquí te lo pido, a mi ni te me acerques. Y más aún, os habéis fijado en la bonita estampa que hacen Clark Kent y Lois Lane juntitos, ¿no os recuerdan a los de “Amo a Laura”?, a mi de verdad que me parece que son antiglamour ¿quien es el estilista de estos señores? ¿alguien del Opus? ¿Van a hacer Superman Tropecientos: la Comunión?. Ves a ese señor cachas, ves a su novia y piensas, "pues vale, estás cachas, pero yo no quiero ser ella ni loca". Y luego, qué les pasa, ¿son lelos todos en Metrópoli?. Superman se pone gafas y ya no le conoce nadie. Pues yo me pongo las gafas del ordenador y me conoce todo el mundo, y eso que las mías son de pasta gorda naranja. A mi Superman y Lois Lane me recuerdan a los de la canción de Victor Manuel “Solo pienso en ti” dedicada a dos enamorados encerrados en un colegio para niños especiales disminuidos psiquicos (he intentado ser políticamente correcta). Mi primer noviete de cuando yo era adolescente trabajaba en una radio fórmula y me la dedicó cuando era jovencilla. A mi casi me da algo, menudo mosqueo me cogí. Pero entonces no conocía a los hombres como ahora, debo decir que después ya nadie me ha dedicado canciones. De hecho en lo últimos tiempos tengo que cachear a los íntimos y similares cuando salen de mi casa y de mi vida para controlar que no se llevan ningún CD. El único súper héroe que no es mi Spiderman al que le doy un pase y al que miro de reojo es a Batman, pero sólo porque sé que en algún momento se puede quitar la mascara y aparecer ¿quién? el espléndido George Clooney (¡tú si que eres mítico, chato!), sólo por eso, y porque hay que decir que si que tiene pinta de machote, sí. Los demás me parecen una panda de perturbados: La Masa (todo verde y vaya carácter), el Hombre Igneo (me imagino todo el día llamando al 112, aunque mira, tiene el superpoder de llenarte toda la casa de bomberos, que no está nada mal), el Capitán América (ya solo el nombre pone los pelos de punta, debe ser como un híbrido de los dos Georges Bushes, Ronald Reagan, Nixon... y nuestro Aznar, que es adoptado, pero obviamente de la familia, y a lo bestia). De todos modos, seamos prácticos, puestos a tener un mítico súper héroe en mi Luisi, mejor uno que se pueda agarrar en cualquier momento y a cualquier sitio, que a los otros me los veo dando tumbos de un lado para otro del coche intentando volar y dominar la capa. El Íntimo, una vez reflexionando en voz alta y supongo que inspirado por la presencia de tanto Spiderman en mi casa, se preguntaba por qué a las mujeres nos fascinan tanto los Súper Héroes, aprovecho esta plataforma inigualable para responderle: Íntimo, tal y como está el panorama, hay que aspirar alto, lo más alto posible, luego ya se encarga la realidad de rebajarlo pero que mucho. Si encima nos conformáramos sumisas con la vuelta y vuelta del calzoncillo, no quiero ni imaginar el nivel que alcanzaría el macho ibérico (el de fuera lo tengo menos trabajado). Y otra cosa (esto es privado): cuando puedas, sin que te estreses, devuélveme mi tortuguita rosa que me tenía que dar tanta suerte, que voy a dejar el coche sin tapacubos, que hoy me he distraido un poco con el dial de la radio y he venido rebañando el bordillo de la mediana por no-sé-cuánta-vez. Ya no les queda casi nada del lacado blanco original y he perdido los floripondios centrales de las ruedas delanteras. Queda dicho.En fin, como os contaba antes de dispersarme, estoy redecorando mi Luisi: conforme queda un hueco libre yo lo lleno como si fuera un pintor flamenco con “Horro Vacui”. Pero como soy yo, siempre con cosas prácticas. Influída por el aspecto de mi coche, bastante cochino por dentro, he ido poniendo los accesorios imprescindibles: un blister de bayetas atrapapolvo, toallitas húmedas como siempre (este gran invento), rollo de cocina tamaño industrial, y un aspirador de mano, que es un inventazo. Además de mis coca colas y chicles de obligado cumplimiento. El caso es que ahora mismo mi coche se parece más al carrito de la limpieza de un asistenta de oficinas pulcra y repulida que al utilitario macarra que era en su origen.Cuando el Melendi 2 entró en mi coche para recoger su atrapasueños, descubrió que enganchado al mando de los intermitentes había un aderezo, muy mono que a mi me parecía macarra pero nada más, y que a él le sobresaltó hasta decirme “pero niña quita eso de la vista, que si te para la policía te va a registrar todo el coche”. Sigo sin saber muy bien lo que era, pero intuí que algo relacionado como mínimo con el consumo de estupefacientes (¿ya he dicho que el anterior dueño, el hermano pequeño del Melendi 2, es un jovencete bastante calavera? ¿y que yo vivo en un barrio de estrato social, como diría yo, popular?). Facilmente me visualicé en el camino de vuelta del cole o del Carrefour (mi vida discurre en un cuadrado con cuatro ces: casa, cole, curro y carrefour), abordada por la policía mosqueadísima con ese infame accesorio que consiguió saltar a su vista de entre los quince mil coches circulando a 40 km/h y lo flipados que se iban a quedar cuando efectuaran el registo de mi coche. Pensarían lo mismo que mi ex suegra le expresó a mi ex a secas cuando me vió por primera vez: “no sé como saldrá esta chica, pero por lo menos parece limpia”.

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